Biografía de San Marcelino Champagnat.
Marcelino Champagnat, el fundador de la orden Marista, nació en
la aldea de Rosey, Marlhes, Lyons, Francia, el 20 de Mayo de 1789. Fue el más
jóven de diez hijos. Su madre: María Teresa Chirat, y su padre, un respetado
oficial público: Juan Bautista. En el hogar de Champagnat, los valores
cristianos eran practicados diariamente. Sus orígenes fueron humildes. Proviene
de los campos, con el barro del suelo en sus manos, la fuerza del arado en sus
brazos, el fuego de la fé de un cristiano en su corazón y el poder de un
propósito sagrado en su voluntad. Se puede decir que su deseo por entrar al
sacerdocio se debió a la influencia que su tía, Luisa Champagnat, tenía sobre
su modo de pensar. Ella era una hermana religiosa.
Siendo un niño,
Marcelino no mostró deseo alguno por el trabajo académico, nisiquiera mostraba
interés excepcional por la religión. La familia se sorprendió cuando Marcelino
compartió con ellos su deseo de entrar al seminario. Una vez dirigido en el
camino hacia el sacerdocio por una entrevista en la que conversó con un
profesor seminarista, Champagnat nunca titubeó. Debido a que él contaba con una
poca educación y a que podía leer escasamente, tuvo muchas dificultades. Así
que estudió con la determinación y la dedicación que luego le caracterizarían
como seminarista, sacerdote, fundador y educador. El realmente pensaba que Dios
quería que él fuera sacerdote y estaba seguro de que tendría éxito con su
ayuda.
Marcelino se esforzó y
trabajó por horas hasta que fue apto para entrar al Seminario Mayor de Lyons,
Francia, donde, en poco tiempo, su labor lo promovió a estudios más avanzados.
Fue en esos años cuando Marcelino hizo amistad con jóvenes similares a él. Con
la ayuda de algunos de ellos, como Jean-Claude Colín, decidieron formar una
sociedad dedicada al trabajo de la misión parroquial y a la educación cristiana
de los jóvenes, nombrando a su grupo, la Sociedad de María. Ahora, esta
sociedad se conoce como los Padres Maristas
Un tiempo después, él
empezó a contemplar la idea de formar un grupo de hermanos, cuya misión
principal sería brindar educación cristiana a los jóvenes.
Marcelino fue ordenado
sacerdote el 22 de Julio de 1816, y a sólo un día de su ordenación, junto con
otros doce compañeros, Marcelino sube al santuario mariano de Fourvière en
Lyon, y después de la celebración eucarística se consagran a María y prometen
solemnemente trabajar con todas sus fuerzas para formar la Familia Marista.
A la edad de 27 años y
habiendo sido ordenado sacerdote, Marcelino fue asignado, el 10 de agosto de
1816, a la parroquia de La Valla. Llegó el día 12 y tomó posesión el 15. Dicha
parroquia se encuentra localizada en las colinas al pie del Monte Pilat y, consistía
de algunas villas. En uno de sus muchos viajes a hogares alejados, tuvo que
asistir a un joven agonizante de 17 años de edad, llamado Juan Bautista
Montagné. Este muchacho no conocía la mayoría de las verdades elementales de la
fé. La memoria de esta experiencia atacó frecuentemente a Marcelino durante
días; él supo que tenía que actuar. Sólo a seis meses de su ordenación, confió
sus esperanzas a dos jóvenes más, Juan María Granjón de 22 años de edad y Juan
Bautista Audrás de 14, quienes aceptaron el reto. El 2 de Enero de 1817, se
convirtieron en los primeros hermanos Maristas, al fundar la primera Comunidad
de los Hermanitos de María. Bajo la prudente guía espiritual y educacional del
Padre Champagnat, nuevos miembros fueron educados hasta calificar para enseñar
catecismo a los niños y adultos, formando parte de la orden que, eventualmente,
se conocería como Hermanos Maristas de la Educación. En Noviembre de 1819,
Marcelino asignó a sus primeros hermanos a las escuelas de La Valla y Marlhes,
su tierra natal.
El Padre Champagnat
inició un programa de construcción y, debido a que la pobreza era tangible en
las condiciones de su vida material, él junto a los Hermanos trabajó en las
construcciones. Además, tuvo que enfrentarse a las fuertes críticas de algunos
sacerdotes, que lo catalogaban de loco e imprudente por arriesgarse de tal
manera en su imponente labor. Ignorando estas oposiciones verbales, Marcelino
persistió en sus planes, confiando plenamente en la Divina Providencia y en la
Virgen María, a quien llamaba "Madre de Dios" y "Recurso
Ordinario". Confianza en un sueño, dedicación a un ideal, fé y sacrificio
fueron las piedras con las que se construyó el Hermitage.
Al inicio, las
vocaciones maristas eran pocas: habían pasado cinco años desde que la primera
Comunidad Marista estaba viviendo en La Vallá, y sólo nueve jóvenes estaban
dando clase en cuatro escuelas cercanas y no venían más jóvenes a la casa de
formación del noviciado.
Pero, a pesar de todo,
el Padre Champagnat nunca perdió su fé y confianza en Dios y en María.
Marcelino le rezaba así a María: "Esta casa es obra tuya, porque tú nos
has juntado, pero si no sigues ayudándonos, nos apagaremos como una lámpara sin
aceite. Y no será nuestra obra la que muera, sino la tuya. Contamos con tu ayuda
y con ella contaremos siempre".
Hasta el año antes de su
muerte, Marcelino era superior, director espiritual y supervisor del Instituto.
Sus frecuentes viajes, sus interminables horas de trabajo manual y dedicación
hicieron que se enfermara, obligándolo a parar.
Marcelino Champagnat
murió a la edad de cincuenta y un años, el 6 de Junio de 1840. Para esa fecha,
doscientos jóvenes se habían convertido en Hermanos. Incluso luego de su
muerte, muchos se unieron a la Congregación de Hermanos. El espíritu y la voluntad
de Marcelino aún viven en el corazón de cada uno de éstos dedicados hombres.
3 Hechos importantes
Marcelino Champagnat
1. Marcelino Champagnat es la raíz que da vida a la educación marista. Los tiempos y las circunstancias cambian, pero su espíritu dinámico y su visión siguen vivos en nuestros corazones. Dios le eligió para llevar esperanza y el mensaje del amor de Jesús a los jóvenes de Francia en su época. Es también Dios quien nos inspira a hacer lo mismo en los lugares donde vivimos hoy.
1. Marcelino Champagnat es la raíz que da vida a la educación marista. Los tiempos y las circunstancias cambian, pero su espíritu dinámico y su visión siguen vivos en nuestros corazones. Dios le eligió para llevar esperanza y el mensaje del amor de Jesús a los jóvenes de Francia en su época. Es también Dios quien nos inspira a hacer lo mismo en los lugares donde vivimos hoy.
Un hombre fiel a Dios en
una época de crisis
2. Durante el tiempo que vivió
Marcelino (1789-1840) Europa fue el escenario de una gran agitación cultural,
política y económica, de crisis en
la sociedad y en la Iglesia. Ese fue el marco en el que creció y fue
educado, el contexto que provocó su respuesta de fundar y llevar adelante el
Instituto de los Hermanitos de María, conocidos como los Hermanos Maristas.
- en su juventud
- en su juventud
Marlhes (1789-1805)
3.
Marlhes*, el pueblo donde nació Marcelino, era un lugar donde reinaban el
atraso y la ignorancia; la mayoría de los adultos y jóvenes eran analfabetos.
Sin embargo, durante su infancia, se respiraban aires de cambio. Las ideas
sobre progreso social y solidaridad que provenían de la Revolución Francesa causaron su
impacto incluso en los lugares más apartados. El padre de Marcelino jugó un
importante papel en este movimiento social.
Marco mi vida...
Para mi Marcelino fue una gran persona, marco
mi vida pues porque el creo a las personas que forman parte de la institución
en la que ahora me encuentro.
Gracias a el existimos los maristas y en mi
opinión creo que deberían de haber más personas que piensen y hacen las misma
acciones que él.
Si nos comportáramos como el tendríamos un
mundo con paz y sin violencia.